LAS NECESIDADES HUMANAS SON HERMANAS DE LA CALAMIDAD
La
necesidad tiene cara de perro, me decía mi papá cuando no tenía dinero ni ganas
de gastar; ahora la necesidad de él es muy distinta comparada a la mía, que hoy
es la incertidumbre de no saber qué va a pasar en cada amanecer, cuando no haya
rentas con que pagar las cuentas de los gastos fijos que implica vivir en
sociedad.
Esto
es lo que le comento al hijo en los momentos de desespero cuando por instantes creo
desfallecer por tener que enfrentar cada día esta cruda realidad, la que está basada
en estados rémoras que cobran impuestos hasta por solo respirar.
Parecen
frases y realidades diferentes pero son dichos pasajeros que se vuelven pesadas
verdades para muchas sociedades, por lo que sé que es algo parecido a como
hacía conmigo mi papá.
Entre
uno y otro tipo de necesidad han transcurrido más de treinta años, lo que equivale en tiempo terrenal a una generación, pero como ahora
se dan tantos cambios en tan pocos años, estos pequeños lapsos se parecen a la
eternidad, y el mundo del hijo es tan distinto a como es el despertar de cada ser humano en cualquier parte
o en cualquier lugar de esta estoica y pétrea
tierra, que para desgracia de todos, nunca deja de girar después de cada
calamidad.
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