EL MAL COCINERO
Sintiéndose poca
cosa, la humanidad enfrenta su destino como cambia un cocinero sucio de
delantal, solo cuando esta cochino y no le cabe un mugre más.
En el enredo diario al
que vive sometida, no cree en nada ni confía en nadie, por eso no encuentra el
camino que le lleve a desenredar su actual destino, aunque con ansias lo busca
desde que era simio o desde el momento que se arrimó al árbol del fruto
prohibido.
Se devana desde
entonces los sesos, para generar conceptos inteligentes que luego guarda y
acumula como tesoros en enormes y pulcras bibliotecas, que fueron públicas y
hoy son privadas, un cambio diametral que ya nadie cuestiona porque ahora son
compradas y privadas a la luz y con ello no estamos obligados a tener presente
lo que en ellas hay, cuando lo que hay en ellas puede decidir sobre nuestra suerte.
Ha preferido arriesgar
con ello la salud del universo pues con esa pusilánime actitud está manteniendo
a los parásitos del poder, que cual áscaris fecal, son organismos que se
apropian del saber, lo usurpan, lo camuflan como bollos horrorosos, olorosos, lo
esconden en sus propias tumbas, guardándolo
como un secreto portentoso cuando ellos mismos saben que solo compartido beneficia a la
humanidad.
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