lunes, 11 de julio de 2016

ANTE UN ACTO DE CONCIENCIA

ANTE UN ACTO DE CONCIENCIA

Cuando abrí mis ojos, estabas allí, cuando me di cuenta también, resultaba entonces obvio comprender que al mirar al mundo miro por tus ojos, que pienso como piensas y que palpita, en el tuyo, mi corazón.

Por eso, en el sangrante mundo que se despelleja poco a poco, de la idílica visión de una tierra como edén, en mí solo queda la ilusión de una tenue presunción de que algún día, por cansancio o convicción, el humano, como especie, exista como convive el hombre individual, aceptándose como tal, apartándose del ser ideal, del erróneo ser que fue concebido por unos cuantos para subyugar al resto de los humanos, con la confusión como principio.                                

Ojala pueda el hombre, de repente, con un milagro igual al de la creación, alejarse de aquel ser que se cree ser dios ante el resto de los seres vivos, por lo que se comporta como una nigua insignificante ante ciertos semejantes.

El hacer conciencia de que partiste en dos mi existencia es coyuntural, porque antes, sin ti,vivía expuesto al sinsentido de vivir sin amar a la humanidad y ser correspondido, y hoy que soy feliz al comprender que tus ojos son los míos, que tus pensamientos son tan míos, que me acompañan para siempre, y que nuestros corazones palpitan al mismo ritmo en nuestro pequeño mundo, comprendiendo en este instante de conciencia, que me transformaste, que me convertiste en el ser ajeno al universal y consciente del individual.                                                                     

Hoy que soy un hombre nuevo, soy un egoísta del mundo personal, del nuestro, por más consciente que exista el otro, pero ese no lo quiero, lo rechazo, no deseo aquella otra realidad donde se desvanece el mundo general, ese que se deshace como castillo de arena ante el embate de las olas, que es el paso del infinito tiempo.





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