¿A CUAL DIOS LE PIDO?
A
ti Dios del universo, que lo eres también de los perversos, danos a los hombres
confundidos la alegría que nos falta en esta vida llena de apatía.
A
ti Dios de los conversos, que te cubres con la ausencia en los hombres de la benevolencia
y con ella creas la coraza con que amparas el miedo que sacia las bocas llenas de
odio de tus seguidores.
A ti Dios de mi conciencia, que
me miras de lejos con tu cara de viejo pendejo, sin que por eso muevas un dedo,
para cambiar mis desgracias y menos mis conceptos.
Es
por esto que en este desespero, en que se ha vuelto la vida cotidiana de
cualquiera, que todos le rezamos sin consuelo a estos Dioses indolentes, para rogarles,
pedirles o exigirles que cambien el
rumbo por el que va este mundo, y hoy, menos sabemos cuál es el que está
dispuesto a escuchar nuestros desquiciados lamentos, que son muy parecidos a
estos tristes versos.
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