ENCONTRANDO EL AMOR
Sentado ante un blanco
horizonte, mis ojos y mi mente estaban en blanco.
Buscaba con desespero
en el espacio de mis actos, pero quedaron atrás tantos recuerdos que ninguno sobresalió
más allá que lo que ayer se vivió; así está hoy todo, impávido, inerte,
inmóvil.
Busqué entonces con
minucia en los bolsillos de mis recuerdos las vívidas imágenes de los precisos
instantes de desesperación y angustia, cuando buscaba con ahínco protección,
cuando aun no rompía el cascaron desprendíendome apenas de la teta de mi madre,
y no encontré ninguna, ni una sola que me atara o me diera la sensación de haberme
sentido amado y protegido desde entonces, definiendo al amor como el encuentro
de dos almas, o de muchas.
Sentía que por
eso había perdido el tiempo en este mundo, pues al no saber cómo era amar
sentía que tampoco había sabido como es vivir, a plenitud, feliz y sin
barreras.
Sin embargo, hoy,
cuando empiezo a caminar los primeros pasos del ocaso, y a mi lado tengo a la
compañera deseada, a veces incomprendida, concilio con ella y con el destino
compartido, en un hijo, anhelado y destinado, muchas de las carencias de la
vida, lo que me hace devaluar y revaluar el concepto difuso y etéreo de la
palabra amor, pues ésta es más una imagen impuesta de lo que no se siente, pero
que se impone como una moda perniciosa.
Como ahora cuando
veo, como si fuese una retrospectiva, toda mi vida, sin saber si esta sensación
se ha tomado un segundo o una hora, comprendiendo así que cada acto me han llevado
a este presente, que amo más a cada segundo que pasa y cuando pasa lo que me
pasa.
__________________________________________________
No hay comentarios.:
Publicar un comentario