UNA CRUEL COMPENSACIÓN
Desmenuzaba con
sigilo un hombre los recuerdos tristes de su vida, intentaba con calma volver a
recordar y recorrer las ruinas de las malas experiencias vividas, quería con
ello rememorar en ese intento hasta el más mínimo detalle sin considerar que así
abriría de nuevo las heridas que en su tiempo le hicieron coger otros caminos. Brotaron
entonces de sus ojos amargas lágrimas con los gestos de dolor que expresaba en
su rostro, tristemente volvía a sentir sobre la piel el sufrimiento de esos días, mientras que en su mente pasaban sin cesar las imágenes de esos malos momentos,
por lo que quiso suspender ese estúpido ejercicio justo en el preciso instante
que su corazón se detenía y con ello se le iba la vida, por eso, mientras moría,
volvieron a él los recuerdos felices, los que le arraigaban a la buena vida
pero que, por desgracia para él, en ese momento definitivo ya no le servían.
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