sábado, 25 de junio de 2016

UN AMBIGUO CONCEPTO DE LA MUERTE

UN AMBIGUO CONCEPTO DE LA MUERTE


La muerte no es precedente de nada finito, es apenas la prolongación del infinito universal, ese lugar desconocido y despreciado donde la nada general se alimenta de las almas individuales, organismos que son estructuras metafísicas, invisibles y moldeables, construidas con base en  personajes inseguros que se llenan de motivos personales para desconectarse de la realidad a fin de perseguir una ilusión, abstracta de por sí,  que se engulle en ese intento a un gigantesco ejército de irresolutos, de incapaces, conformado por millones de individuos temerosos de sí mismos y que han sido convencidos que por serlo nada valen.                                                                                                      
Es por esto que, cuando el sentido de la buena vida está perdido en un marasmo de buenas intenciones y de malas ejecuciones de nosotros los humanos, hemos creado con este intento un monstruo horroroso, uno que está escrito en nuestra sangre con códigos, decretos, normas y leyes sigilosas y tenebrosas, plasmadas en libros que decimos son sagrados.                                                   Paralelo a esto nos hemos desarrollado como sociedades pero, ambiguamente, en conjunto actuamos como individuos ciegos de egoísmos, haciendo una pésima imitación de malabarismo existencial con una falsa creación donde decidimos ser una imagen exacta de Dios, ese sagrado personaje para muchos, pero que para desgracia de todos los demás siempre ha sido sinónimo de destrucción así lo pretendamos justificar como lo más grande de la creación; y es entonces que a partir de esto edificamos un concepto que volvimos sueños irrealizables, mientras tanto con tantas utopías y falsas ambrosias la verdadera vida se extingue en proyectos desastrosos y en realidades miserables.

   

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