Reacción inmediata es el único camino.
O nuestra visión de cómo está la situación ambiental en nuestro país
anda muy distorsionada o la capacidad de raciocinio es muy baja, y lo digo
porque la reacción a la solución de los problemas viene siendo tan lenta que
las leyes que se dictan solo sirven para hacer historia de las buenas
intenciones, precisamente en esto viene
radicando el meollo de los graves inconvenientes, y es que ya no hay tiempo de
rectificar malos caminos ni pésimas decisiones, solo tenemos tiempo para
reaccionar inmediata y masivamente en un proyecto nacional y mundial de
reforestación. Porque la realidad de la destrucción ambiental va a la velocidad
de la luz con los acontecimientos que se suceden a diario mientras las soluciones
vienen a lomo de mula, y sí esto sigue así no habrá nada que se pueda hacer
para detener la hecatombe nacional y mundial; por eso la urgencia y la
inmediatez para que las leyes del mercado y los grandes capitales limiten su
ambición y avaricia, no solo en Colombia si no en todo el mundo, es imperioso
que el ciclo de la buena vida se garantice a todos los seres que habitan el
planeta, ¡incluyéndonos! , lo grave hasta ahora es que la humanidad dispone del
conocimiento más no del poder decisorio para cambiar ese rumbo, porque éste
está en manos de una élite que no quiere entender las circunstancias que
estamos viviendo y sintiendo las mayorías, ni cambiar de actitud, que el
planeta se tiene que compartir con los demás seres y por eso proteger, que debe
primar la vida sobre los negocios con las implicaciones que de esto se
desprende, como que las decisiones empresariales o industriales se tomen en
consideración a los efectos sobre los demás seres vivos, además y
desgraciadamente en este tema está ocurriendo que el ser vivo que mantiene vivo
a los demás seres vivos no está siendo tomado en cuenta como la única solución
urgente e inmediata al problema, ¡y ese ser es el árbol!. Sabemos que del árbol
depende la producción de oxígeno para un aire respirable a la vez que lo
purifica absorbiendo Co2, que del árbol depende la producción y la conservación
de las fuentes del agua para el consumo, que con su respiración y transpiración
dependen muchos ciclos de importantes elementos necesarios para conservar la
vida como el hidrógeno, oxigeno, nitrógeno, carbono y demás elementos que
componen los otros ciclos de la vida; pero el asunto no es solo sembrarlos, también
se debe considerar otros factores, como que la mayoría de las especies
utilizadas para reforestación tienen ciclos largos de desarrollo, entre 15 y 25
años, también que hay que protegerlos
garantizándoles la mínima infraestructura necesaria como riego y caminos, que
no los quemen ni pisoteen o se los coman las vacas. ¿Y eso cuando sucederá? ¿Podrá
el Estado, y con él la sociedad, recuperar los suelos y las tierras para
sembrar los árboles y restituir la esperanza de vida?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario