viernes, 24 de junio de 2016

Reacción inmediata es el único camino.

Reacción inmediata es el único camino.

O nuestra visión de cómo está la situación ambiental en nuestro país anda muy distorsionada o la capacidad de raciocinio es muy baja, y lo digo porque la reacción a la solución de los problemas viene siendo tan lenta que las leyes que se dictan solo sirven para hacer historia de las buenas intenciones,  precisamente en esto viene radicando el meollo de los graves inconvenientes, y es que ya no hay tiempo de rectificar malos caminos ni pésimas decisiones, solo tenemos tiempo para reaccionar inmediata y masivamente en un proyecto nacional y mundial de reforestación. Porque la realidad de la destrucción ambiental va a la velocidad de la luz con los acontecimientos que se suceden a diario mientras las soluciones vienen a lomo de mula, y sí esto sigue así no habrá nada que se pueda hacer para detener la hecatombe nacional y mundial; por eso la urgencia y la inmediatez para que las leyes del mercado y los grandes capitales limiten su ambición y avaricia, no solo en Colombia si no en todo el mundo, es imperioso que el ciclo de la buena vida se garantice a todos los seres que habitan el planeta, ¡incluyéndonos! , lo grave hasta ahora es que la humanidad dispone del conocimiento más no del poder decisorio para cambiar ese rumbo, porque éste está en manos de una élite que no quiere entender las circunstancias que estamos viviendo y sintiendo las mayorías, ni cambiar de actitud, que el planeta se tiene que compartir con los demás seres y por eso proteger, que debe primar la vida sobre los negocios con las implicaciones que de esto se desprende, como que las decisiones empresariales o industriales se tomen en consideración a los efectos sobre los demás seres vivos, además y desgraciadamente en este tema está ocurriendo que el ser vivo que mantiene vivo a los demás seres vivos no está siendo tomado en cuenta como la única solución urgente e inmediata al problema, ¡y ese ser es el árbol!. Sabemos que del árbol depende la producción de oxígeno para un aire respirable a la vez que lo purifica absorbiendo Co2, que del árbol depende la producción y la conservación de las fuentes del agua para el consumo, que con su respiración y transpiración dependen muchos ciclos de importantes elementos necesarios para conservar la vida como el hidrógeno, oxigeno, nitrógeno, carbono y demás elementos que componen los otros ciclos de la vida; pero el asunto no es solo sembrarlos, también se debe considerar otros factores, como que la mayoría de las especies utilizadas para reforestación tienen ciclos largos de desarrollo, entre 15 y 25 años,  también que hay que protegerlos garantizándoles la mínima infraestructura necesaria como riego y caminos, que no los quemen ni pisoteen o se los coman las vacas. ¿Y eso cuando sucederá? ¿Podrá el Estado, y con él la sociedad, recuperar los suelos y las tierras para sembrar los árboles y restituir la esperanza de vida?

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