POR UN SIMPLE PLATO
DE INSIPIDAS LENTEJAS
En estos momentos, tan aciagos de la
humanidad, en la nación más poderosa, sus élites quieren edificar un muro que
las aísle mucho más de las demás, no es una idea vieja ni tampoco novedosa, pues
desde Europa, de donde provienen estas mentes, ha sido un deseo permanente de los
que se creen superiores, y es que aspiran, de esta forma, a mejorar la selección
de una nueva raza, la de ellos, porque siempre han sostenido, registrándolo en
la historia, que han sido designados por sus dioses a continuar la tradición,
la que por los siglos de los siglos se ha manifestado, con testigos milagrosos,
que ellos han sido los escogidos como el ejemplo y el consuelo universal, además
que en esa particular historia los demás solo somos la escoria de esta cruenta
selección.
Sin embargo, lo que nos esconde
esta historia cruenta es que todo es al revés, que la escoria han sido ellos;
tristemente lo que pasa es que al ser los dueños del poder han comprado con
canonjías y terror las almas anodinas de los demás, de los que no hemos podido
tamizar la realidad de un todo, que es
irreal, para que con ello no podamos encontrar la verdad verdadera, que se sabe
vive matizada de mentiras, y así, tengamos que vender nuestras vidas por un simple
plato de insípidas lentejas.
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