¿PARA TRANSFORMAR LA REALIDAD, SOLO BASTAN LOS DESEOS?
Que triste situación la que vivimos en Colombia, pues en la
recta final de un posible acuerdo con el más grande grupo delincuencial de esta
patria boba, las FARC, se está
desbarajustando el sentido del mismo acuerdo cuando el propio presidente hace
la insinuación, de manera ligera e
irresponsable, además de regalarle con ellas, en bandeja de plata, los argumentos a los enemigos del acuerdo, al
mencionar una posible confabulación de este grupo para reaccionar violentamente si no se logra
aprobar el arreglo por la mayoría de la población, transformando así la
negociación en un contrasentido porque parece entonces que quien está
claudicando a los objetivos del acuerdo es el propio Estado, esto es suponiendo
que todo este esfuerzo es para lograr que los delincuentes de todos los
pelambres se sometan a la única autoridad que debe existir en un Estado de
derechos como en el que suponemos vivir, y que consiste en que las armas estén
concentradas y en manos de la legalidad de la fuerza pública. Tanta
tristeza nace del evidente hecho que nuestras clases dirigentes, en momentos
así, si no son estúpidas son hampones de cuello blanco y que la autoridad moral
y ética para lograr que los delincuentes se sometan, se esconde en los
vericuetos del deseo y no de la cruda realidad.
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