LOS MENSAJES DE LOS HECHOS
Los hechos hablan por
sí solos, son como flechas envenenadas que se clavan en los corazones henchidos
de aquellos seres obnubilados por una superioridad ficticia, generada ésta en
las mentes que no analizan más allá de sus trabajos programados. Son millones de hombres y mujeres autómatas,
que como hormigas se apiñan alrededor de nidos infernales, a los que llamamos
ciudades a cosas parecidas, esperando con ansias enfermizas el próximo mensaje
de un líder o un mesías que les diga en quien creer, a quien seguir, a quien
odiar o a quien matar, sin considerar siquiera que el planeta que habitan, mientras
tanto, se deshace en la anarquía que subyace a tanta ignorancia.
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