O
la caña o el agua:
A
raíz de la sanción económica impuesta por la Superintendencia de Industria y Comercio
a los ingenios azucareros, por amangualarse para manipular los precios del
azúcar, y luego de ver la reacción de estos como mártires y perjudicados por
esa sanción, es bueno insistir en la importancia histórica de este momento para
cuestionar este negocio o esta actividad comercial y económica que tanto está
afectando y degradando ambientalmente a la región de influencia de este
cultivo, todo el suroccidente del país, y con ella a sus mejores suelos que son
a la vez los mejores de Colombia, para poder así discutir un tema vital no solo
del ahora sino del futuro inmediato de todos los vallecaucanos y colombianos, y
es de si vale la pena proteger estos suelos y los recursos hídricos de esta
zona, trasladando este cultivo y a su industria a suelos como los de la
altillanura, suelos pobres, ácidos, pero intervenibles, mejorables, más preparados a la lixiviación y ubicados en
una región con altos niveles de precipitación, o sea en un ambiente más apto
para un cultivo rustico como el de la caña de azúcar. Hemos
sido testigos en estos días de cómo en coro y a viva voz las instituciones que
reúnen a este gremio han salido a gritar a los cuatro vientos el daño inmenso
que se les hace con esa sanción, sin siquiera analizar o cuestionar si son o no
culpables del delito que se les imputa, solo hablan del mal que se le hace a
las industrias del ramo y como esto afecta a más de 190.000 familias que viven
del negocio. ¿Pero
qué pasa con la opinión de los demás habitantes de esta región, de los que
consumimos azúcar pero que no vivimos de ese negocio y que estamos viendo y
viviendo en carne propia las consecuencias que se generan de él, como son el
pésimo uso de los mejores suelos del país, las quemas permanentes originadas
por este cultivo que deterioran esos suelos y afectan la salud y el bienestar
de los numerosos habitantes de las muchas ciudades del área de su influencia, igualmente la
perdida casi total de las principales fuentes de agua de toda la región, porque
en estos días de verano se puede asegurar que todos los ríos, todas las
quebradas, todos los riachuelos, zanjones, lagunas, lagos, pozos profundos,
están o han sido absorbidos por esta actividad, sin que se comprometan ni se
responsabilicen de su protección y su recuperación inmediata, incluso hace unos
meses atrás, respondiendo a un cuestionamiento por su depredación ambiental,
respondieron estar interviniendo y protegiendo un gran número de cuencas
hidrográficas, que los vallecaucanos no vemos ni sabemos cuáles son. Por
eso la insistencia en que estamos a tiempo y debemos preguntarnos que es más
importante, que tiene más lógica, donde hay más sentido común para toda una sociedad,
para toda una región, para todo un país ¿un negocio que beneficia a ese alto
porcentaje de población pero que perjudica al resto, o una sociedad que
entiende los límites que deben tener los negocios y exige respetar sus
derechos?
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