LOS RECUERDOS QUE SE PIERDEN
Los viejos nos
estamos quedando solos y perdiendo en la espera de la muerte el sentido de la
vida, se nos están muriendo poco a poco las memorias, nos parecemos a un
almendro cuando muda sus hojas viejas y deja al descubierto el tronco y sus
ramas como un esqueleto solitario, por eso olvidamos sin mesura los sucesos y personajes
que disparaban los recuerdos, y sin ellos la memoria no tiene tiempo para
repasar la historia individual, que así parece un escaparate vacío. Los
hijos del ahora, globalizados y atrapados en los confines de una vida virtual,
no requieren de la experiencia general, la que se va perdiendo cuando estamos
tan cerca cada uno del final, por lo que con ello renuncian a aprender y se
acostumbran a perder. Ojala alguno en
el futuro pudiera levantar los ojos de la hipnótica mentira, despegarse de la
pantalla que les dice que hacer, para que cuando lo puedan realizar, encuentren
los datos del por qué todo sigue mal.
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