sábado, 25 de junio de 2016

Los recuerdos son fantasmas

Los recuerdos son fantasmas

Segundo a segundo se acumula el tiempo en el mundo de los recuerdos, ya sean estos los de un individuo, un grupo familiar, un país, o hasta los de la conciencia universal, convirtiéndolos en un amasijo sin forma ni sentido, es como si de repente naciera un engendro, un agujero negro desmemoriado, un fantasma del destino humano, toda una desventura, donde muchos seres humanos hemos ido perdiendo la noción de instantes de existencia pasada, que desaparecen de la memoria, lentamente; muchos de esos sucesos, que en otros momentos fueron novedosos, emocionantes, vitales, curiosos, educadores, deliciosos, penosos, comprometedores y hasta perniciosos, hoy, son meros reflejos de anteriores emociones pero que solo retornan a la galería de los vividos recuerdos cuando los protagonistas, si aún viven, se reúnen de improviso, sin propósito distinto.                           Entonces claman los seres muertos a los vivos sus instantes, exigen a los recuerdos su importancia, un segundo de tiempo vívido que renace por un olor o por un sonido, una foto vieja que trae a la memoria un sentimiento, ya fuese de amor u odio, son ejemplos de los miles de momentos que se pierden en los vericuetos de los cerebros viejos, cansados y muy poco usados, como nosotros.


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