Los orfebres de la vida
La construcción de una verdadera relación humana, donde el
amor sea el principio regidor, que convoque las mismas ideas, que involucre
hasta el paroxismo del coito a los cuerpos, es toda una filigrana de paciencia
y emoción. Somos
como aquellos maestros de la fina orfebrería, que hilando poco a poco, que tejiendo
con esmero cada fibra de una sensación con los sentimientos que entrelazan a
dos corazones, generan nuevos tejidos, que primero son conceptos, que finalmente
son preceptos para enfrentar los retos de una vida idealizada, que entre
decisiones equivocadas nos entregan programadas y que aceptamos como autómatas;
es como el tendón de un atleta, que en su mayor esfuerzo se tensa, se estira, y
cuando hace la máxima extensión se revienta en el intento, desarrollando en él una
frustración tan gigantesca, que solo el deseo del amor apacigua.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario