sábado, 25 de junio de 2016

UN POBRE HOMENAJE A UNA MADRE QUE SE PIERDE EN EL SILENCIO

UN POBRE HOMENAJE A UNA MADRE QUE SE PIERDE EN EL SILENCIO

Afloran muchos recuerdos, en estos precisos instantes, cuando cansada de vivir pareces estar a punto de desfallecer y entregarte en los brazos de la muerte; te ves mal aunque dicen que estas bien, es por esto madre, que en el intercambio de nostalgias que aparecen en estos momentos tristes y claves, resurgen con ellas los etéreos recuerdos de cuando el amor de crianza que impartías, sin convicción, era el indicio de un futuro calmado y provechoso, igual sucedía dentro de las cuatro paredes del hogar, allí donde las compañías de las hermanas y hermanos crecían dejando a veces recelos por no ser amistosas ni cariñosos, pero entonces las esperanzas de nuevas aventuras y mejores relaciones jalonaban sin mesura las acciones que hoy nos hacen lo que  somos.                                                       Por eso, con tu muerte, se avecina el final de un intercambio que parecía eterno, el de los recuerdos de los momentos felices contra la sensación de vacío y tristeza que producen las heridas de la vida, y sin el amor comprensivo que nos depara la presencia constante de una madre, es por este confuso sentimiento que, como en la búsqueda permanente de la fuente de la felicidad eterna, buscamos con ahínco el amor eterno en el silencio que nos dejan las partidas de los seres queridos.

  

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