EN ÁTOMOS VOLANDO
Flotan
en el aire de la Tierra átomos con misteriosos elementos,
capaces en difuminar al interior de los
seres humanos ideas estrambóticas de finales y muerte.
Estos seres se convencen fácilmente de su mala suerte,
por lo que no se
esfuerzan en cambiarle la tendencia a semejante acto de inconsciencia,
solo se
acomodan sutilmente a la falsa evidencia.
Es
por esto que desde el inicio de la creación,
donde una chispa dio comienzo a la
evolución,
los esfuerzos de esa fuerza impostora han ido directo a destrozar la esencia de la
potencia contenida,
la que espontáneamente le dio origen a la vida, haya sido
ésta consciente o inocente de sus actos,
seccionando en ese acto, sin espanto,
el concepto que esa inconsciencia tiene sobre sí misma,
para que sea entonces la religión
la que se imponga y someta a la ciencia,
y así, aceptemos sin chistar, que el origen del principio es el de un ser
metafísico,
y no la inercia de una fuerza creadora, que al inicio le dio el
mismo sentido de principio al precipicio,
en el que a todo ser viviente, en su
presente, le ha tocado vivir.
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