En el mismo lapso de la historia humana, entre el cual los persas incubaban e iniciaban las efervescencias guerreras contra egipcios, griegos o minoicos, en el continente americano sus aborígenes construían imperios paralelos, exacerbando los profusos relatos de mitos, fábulas y leyendas incitadoras e inductoras de falacias, muchas de ellas emitidas por enemigos internos, buscando asegurarse un lugar en el escenario de los falsificadores de memorias, posteriores a los hombres y mujeres que las van perdiendo, indicando que la expansión de la demoledora civilización humana solamente ha tenido origen europeo, pasando por encima del reguero de muertos propiciados por legiones de extranjeros.
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