Ni en la jungla unos sencillos bonobos se equivocan de la manera que lo hacemos los humanos, dentro de las ciudades cárceles, recintos entre los cuales nos hemos voluntariamente encerrado, empero consideramos a los primates un estadio inferior a nuestra presencia, sin concederles la posesión de más razones de peso, al compararlos con las nuestras, en relación a cada disparate que realizan al tratar de sobrevivir en el complejo escenario en que habitan, contrario a lo que nos sucede, en cuanto materializamos nuestras existencias queriendo sobresalir sobre todos los demás, dejando en claro que entre los primates somos parte de una secuencia determinada por un nivel neuronal relativo.
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