Habiéndose padecido por mucho tiempo, hablando aquí en referencia a las mayorías de seres humanos, los menosprecios más repugnantes e indignantes a partir de instruidas bestias salvajes, haciendo acá mención de aquella parte de las sociedades humanas denominados escogidos o seleccionados por la justicia divina, a los que se les conocen ciertas cosas, por lo general sus lujos e ignorancias, aunque nada distinto a creerse especiales, eso sí sabiendo de los múltiples y variados repertorios de ofensas que ofrecen semejantes personas con actitudes miserables y despreciables contra los desposeídos más desvalorizados del planeta, a los que denominan vagos y sinvergüenzas, empero siendo éstos últimos unos descarados y empedernidos seguidores de ellos, dando así origen y lugar a la inconcebible insolidaridad que está azotando a un mundo que de esta manera no puede dejar de sentirse y con razón un ente menospreciable y desgraciado.
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