Aunque los ostentosos parezcan ser más visibles, con la grosera exhibición ampulosa de sus lujos, frente a ciertas multitudes de seres similares que también aspiran captar y llamar la atención de los otros, en el fondo son los humildes y sencillos los que más valor poseen, adquiriendo relevancia sin pretender tomar importancia con sus actuaciones, porque al final a través de sus decisiones personales simplemente aspiran a que sea la equidad lo insoslayable ante los intereses que pretenden imponer los vanidosos, narcisistas y egoístas.
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