UN JUEGO MORTAL
Sin escrúpulos y altanera se
recuesta en nuestro costado la silenciosa muerte,
quien paciente y solícita espera
a los incautos para que caigan en su redil.
Malas decisiones nuestras, casi
todas ingenuas, inocentes, de alegría o de rabia, de euforia incontrolada, de
irresponsabilidad reprimida, de odio desbocado; sin quererlo, sin pensarlo ni
sentirlo nos conducen a sus fauces, quien contenta de nuestros errores se
alimenta.
Reposa el sentido de la vida en
la conciencia que de ella se tenga, pues de resto, solo queda esperar el
momento en el que, por exceso o por defecto, nuestra idea de vida no sea la
misma que la muerte tenga.
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