ALEANDO TORMENTAS MIENTRAS QUE LA VIDA SIGUE
Los humanos, en nuestra evolución general, hemos aprendido a
alear, de manera personal, los extremos de los conceptos, por eso nos da igual
la verdad y la mentira, pasar sencillamente del amor al odio como si fuese algo
natural, despreciar la muerte ajena con la indiferencia propia, comparar con la
misma vara a la razón y a la locura, y que la alegría tenga el mismo valor que
la tristeza o la fealdad y la belleza, son tantas cosas más que aprendimos a
mezclar sin medir las consecuencias.
Pero en este manual loco, que hemos ido redactando sin
temor, no aparece ningún renglón que se atreva a mencionar como debemos enfrentar
la muerte o el final de cada quien, por esto nos hemos ido aferrando a la
gloria personal como la meta o el motor de los hombres o mujeres, que hoy, sin
consuelo ni descanso, deambulamos sin cesar en el mismo lodazal que venimos
construyendo desde siempre, sin hasta ahora comprender que en lo general es
donde está la gloria personal, qué es aquella que garantiza que nuestras vidas continúen
sin pensar en más allá.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario