POR QUÉ SI A UNA PROPUESTA Y POR QUÉ NO A UNA ACTITUD
Con respecto al instante decisorio en el que estamos, la negociación con las FARC, no pretendo hacer
cambiar de opinión a nadie, esa es una decisión personal que cada quien tomará
dependiendo de las experiencias vividas con ese grupo y con la violencia generalizad,
intrínseca en nuestro país; pero si quisiera recalcar que éste ha sido un
momento histórico esperado y anhelado por muchos, que como yo, no siendo
campesino raso, pero que como agricultor y agrónomo he vivido y padecido en innumerables
circunstancias la inseguridad, donde mi vida ha estado en riesgo, tanto por
grupos guerrilleros, paramilitares, delincuencia común y hasta por autoridades
corruptas, que pescan en ese río revuelto que genera tanta violencia.
Por esto, al enfrentar este dilema ético y
moral, sobre por qué condonar o perdonar a delincuentes y antisociales, puedo
concluir, sin temor a equivocarme, que la oportunidad que se nos presenta es única,
ya que no tiene sentido entrar a cuestionar la poca justicia de ese acuerdo hacia
los afectados por la violencia generalizada, como argumento para decirle no al proyecto
de paz con ellos, cuando nuestro aparato judicial no funciona para nadie, es
inoperante y aberrante, se menciona más del 90 % de impunidad, que siendo así,
el asunto de retirar del escenario de violencia a este grupo, que dicen ha
representado más del 10% de ese total, va permitir identificar y señalar a los
otros responsables directos, que entre tanta bellaquería, se camuflan o se
visten de legales, empezando por los partidos políticos y sus dirigentes. Por
eso está muy bien que les enrrostremos y les indiquemos a este grupo todos los
errores y horrores que ocasionaron, al decidir en su momento, utilizar la
violencia y la muerte como herramienta para convencer, educar o de defensa, comportamiento
que en la humanidad siempre ha desencadenado las mismas reacciones de
desasosiego y descontrol en las sociedades que las viven, generando personas melindrosas
e inseguras de sí mismas, como nosotros, que después de tanto tiempo inmersos
en ella, le tenemos miedo a conocer vivir en paz.
Si
no entendemos, o no somos capaces de vislumbrar este instante como un punto de
quiebre de nuestra historia, pues estaremos permitiendo, aceptando y condenando,
quien sabe a cuántos años más de violencia y muerte, a una parte importante de
nuestros habitantes que la padecen y la utilizan como el argumento principal,
que es lo que venimos haciendo sin control desde nuestra fundación como Nación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario