A LAS FIERAS
Presiento que las fieras, que se
alimentan de la vida, están a la vuelta de la esquina, en cualquier parte, y aunque
oigo sus ladridos no las veo, ellas se me acercan sin mirarme, pausada y
lentamente, siento sus mordidas porque visualizo las heridas que me hacen, pero,
aun así, sangrante, continúo mi camino por la senda de la vida.
Esas fieras siguen ladrando a mis
espaldas, desfalleciente escucho como con la distancia su sonido se apaga, mientras
que el tiempo borra las secuelas, no quedando odio ni rencor en mí, solo las
cicatrices de esas heridas sangrantes, las que en el alma son las huellas de los
recuerdos más sentidos o vividos, son como las sendas escondidas, esas por donde el alma
canaliza la energía, que es la que hoy me guía por los caminos del mundo hacia
ti.
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