viernes, 2 de septiembre de 2016

LA SILUETA DE UN ÁRBOL COMO SEÑAL

LA SILUETA DE UN ÁRBOL COMO SEÑAL

En esta Tierra indómita, que viene siendo atacada con cada arada y rastrillada de los nuevos campos productivos,  arrasada y destruida así por siglos; con los humanos sobre ella creyéndose sus dueños, locos de hambre por la riqueza personal y el éxito individual, confundiendo los principios de la buena vida con los lujos desmedidos de las rentabilidades licenciosas, de los brillos refulgentes de metales y de joyas como las señales a seguir en una noche oscura, sin notar que se alza un árbol seco y solitario en el horizonte de este mundo derruido, intentando plasmar, con su figura triste y lamentable, los efectos de este lucro desproporcionado, exagerado y desmadrado, el de unas minorías sobre las espaldas de las mayorías.                                                                                                                                       
Surgen, mientras tanto, millones de esperpentos de huecos en el suelo, organismos que buscan el consuelo en el veneno del dinero, parecen humanos en etapas terminales, que descaspan, una a una, las células de una coraza gelatinosa y mal oliente, que es la piel disuelta de la Tierra en las sustancias predilectas del hombre moderno y exitoso, como una gaseosa Coca-Cola, por ejemplo, un gramo de heroína, un galón de aceite o gasolina, el mejor computador, el ultimo celular o del único ejemplar de un Ferrari portentoso; hemos aprendido así a cambiar la vida real por el sueño ideal, sin percatarnos que en ese intento intercambiamos, por el capricho de unos pocos, el destino general de todos los demás.


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