LA PIARA HUMANA
Como una dócil piara, las personas parecemos cerdos que
caminamos en fila silenciosa hacia el matadero, parodia de este estilo de vida,
donde un monstruo insensible y avaricioso, el de las reglas del mercado, se viene
imponiendo sin respuestas ni protestas sobre las necesidades humanas.
Si
se critica este modelo, se rasgan las vestiduras los que defienden la propiedad
privada sobre las privaciones inhumanas, porque aseguran ser los dueños de todo
lo divino y lo humano, y según ellos lo pueden demostrar ya sea por herencia o
por empeño, pues ahí está la historia escrita y conocida, y según eso, los
demás estamos obligados a acatar lo que ha primado en el tiempo, con los
resultados por todos conocidos.
Ahora
llegan a afirman que la caída de un muro es la prueba reina que lo comunal ya
no es endémico ni pandémico, que a duras penas es la puta que por joder le debe
abrir las piernas al poder, porque si no lo tienes, el poder, la regla dice que
te debes someter, así de simple es la ley que, aunque no sea legal se nos impone
a los demás.
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