¿Es Colombia confusión, o un mal viaje?
Hace algunos años, viajando en un avión, partiendo de Colombia
en busca de una ilusión, pase muy raudo por encima de esta nación,
entonces pensé de inmediato en su triste situación,
ya que es un lugar muy extraño en el mundo,
donde acostumbran robarse los sueños de todos y asesinar las ilusiones de
algunos,
y cavilando, entre sueños, por alguna solución, me fui quedando dormido
y no sé, si en el sueño o en mí
imaginación,
¡pero créanme, que, aunque no creo en él, se me apareció Dios ¡
Y en esto éste me dijo:” ¡Oye, carajo¡, aquello que miras abajo
no es una nación, tan solo es otro punto donde tampoco mando yo,
ustedes se equivocan cada vez que me invocan
pues piensan que con ello los milagros se les aparecen
y que es mi mano la que el horror o el error desaparecen.
No sean tontos, despiértense de ese torpe sueño, pues ni están hechos
a mi imagen y semejanza ni tampoco yo soy dueño
de sus destinos y sus andanzas, tan solo de sus esperanzas.
Ustedes realmente siendo tantos parecen tontos,
ya que no se dan cuenta que el milagro que esperan
aparece cuando ustedes actúan por si solos, no plañidos en permanentes lamentos,
donde me invocan arrodillados y sin hacer nada distinto,
y como no les hago el milagro pedido,
terminan incrédulos de mí y desesperados de ustedes mismos.”
Fue entonces que desperté o deje de imaginar, no sé qué pudo ser,
pero por un momento no supe que hacer ni que pensar,
pues cuando mis ojos volvieron a ver,
estaba volando entre nubes reales, sentado en ese avión y en mi visión
esa nación ya era un punto perdido y lejano en mi confusión.
En estas divagaciones estaba cuando de nuevo me dormí y también empecé a
soñar,
y de nuevo entre sueños me vino a la mente una posible explicación,
en la que no era posible que fuera Dios quien se apareciera de repente,
justificando que en esa nación existiera tanta muerte,
y que al igual que no lo necesitamos para que ampare nuestra suerte,
tampoco es necesario que a su nombre existan hombres que coman hombres,
que se alimentan con sus necesidades como si fuera algo normal,
y que en el mismo nombre del hombre luego invoquen una revolución,
para que así haya quienes la justifiquen y la necesiten, dizque para
mejorar nuestra situación.
Ya debemos estar convencidos que no es necesaria ninguna revolución que
mastique cuerpos ni que digiera muertos,
pues para que haya nuevas maneras de vivir y evolucionar solo necesitamos educación
e información,
además, que no hay evolución si no hay ganas y ambición por una nueva nación,
aquella que sea de todos,
y no podremos mejorar si no hay deseos de cambiar a un mundo más igual, así
no pensemos igual.
Mientras todo esto me pasaba, en la mente preguntaba,
¿fue esto un sueño, o fue un extraño pensamiento al tener el presentimiento
de las cosas raras que le pasan a este país?, quien lo sabe, tampoco yo lo
sé,
lo que ahora sí sé, es que, al irme de aquí, al dejar atrás a esta nación,
dejo los sueños de una mejor patria, a aquellos, que, a punta de extremos o
inocencias,
la han llevado poco a poco al borde de este abismo real y tangible,
que es parecido al enfermizo odio que se ha ido arraigando en el alma de muchos,
inoculando con él,
como una terrible enfermedad, la sangre de los indecisos,
de los indefensos, de los irresolutos, de aquellos que, por creer ser justos
y ecuánimes,
ahora son los cuerpos anónimos regados por doquier, ahora son esos hombres
sin nombres,
ahora son esos cuerpos desmembrados que se reparten por los caminos
de esa patria triste y cansada de ser violada por la gente falsa e hipócrita,
que irónicamente son los mismos dirigentes, las mismas élites, los dueños
del poder,
los mismos que a los cuatro vientos despliegan sus cánticos y sus lamentos,
mimetizándose con ellos al llorar al hombre muerto,
a los que ellos mismos han resuelto a ver disueltos en los jugos de sus ideas
y odios,
pero que a los ojos de nosotros los vivos-muertos, han jurado guiar, cuidar
y proteger.
¿Que fue todo esto, confusión o un extraño sueño, en un largo viaje
que nunca tendrá fin?, no lo sé, dejémoslo así y que ojala Colombia tenga un
mejor fin.