jueves, 1 de diciembre de 2016

UNA DUDA IRRAZONABLE

UNA DUDA IRRAZONABLE

Caminaba distraído un hombre por una playa, preocupado y caviloso por lo que le sucedía, cuando encontró semienterrada una botella, que al principio ignoró porque pensó que era basura, sin embargo, la extraña forma de la misma le llamó la atención, por lo que la extrajo con cuidado de la arena, descubriendo con sorpresa que adentro había un amarillento papel.                                                                              
Inquieto ante ese suceso, por un instante no supo que hacer, pero el interés por saber fue más fuerte que el temor, así que sustrajo ese papel, topándose que en él venía escrito un mensaje.                                                                                                 
Estaba en inglés y simplemente decía: “tomorrow is the end of the world” 
Atónito lo soltó y salió corriendo hacia la casa en busca de su mujer, pues ese mensaje le recordó que ella le había dicho, en la discusión matutina de ese día que, si no llegaba antes del mediodía, ese sería el fin del mundo de ellos dos.                                                                                                                                 
Cuando llegó, a las tres de la tarde, sudando y agitado, la casa ardía sin control y su mujer no estaba por ningún lado; buscó desesperado al vecino para preguntarle si sabía algo de ella y porque se consumía su casa, este escuetamente le indicó que la buscara donde la mamá.
Estupefacto comprendió el mensaje, miró por largo tiempo como se quemaba lo que creyó su hogar, que ahora era cenizas, no sabía que sucedía con su amor ni lo quiso descubrir, ese mismo día partió como el judío errante y desde ese instante no se volvió a saber nunca más de él.                                                                                                                                                                          
Ella, que esperaba con ese acto desesperado hacerlo entrar en razón, después de la álgida discusión de esa mañana en la que ambos habían dudado de su relación, al final solo obtuvo como respuesta de él ese silencio, que, con el paso del tiempo, en ella se volvió rencor, y que como certeza de ese acto estúpido quedo en ella sembrado el sentimiento de su duda; hoy dicen que es ella quien camina por esa playa buscando otra botella, una que contenga un mensaje que le diga dónde está su hombre, porque ahora acepta que, con defectos y errores que ese que perdió era su gran amor, nostalgias con las que día a día alimenta su dolor.


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