UNA LOCA CORRIDA
Cuando los
humanos pensamos en nosotros, todo el planeta tiembla, pues estamos acostumbrados
a creer que el mundo fue hecho solo para otros.
Mientras
tanto, desaparecen de la faz de la tierra tantas especies, cada día, como
aparecen modelos de negocios para clonar a cada una de ellas.
Hoy, que estamos en
la cima del poder y en la cresta del saber, es cuando menos entendemos que
hacer con ellos, pues los principios éticos los vendemos desde el día que nacemos,
la moral, que se parece a un billete viejo, es manoseada por aquellos que la
usan para convencer a los idiotas útiles, que somos los demás, millones de incautos
que esperamos como burros que nos digan que pensar y en que creer; incluso cuando
todo se deshace ante los ojos estamos convencidos que así somos felices
mientras que nos meten polvo blanco en las narices.
Los que piensan diferentes, quizás
igual a como lo hacen los peces, deben conformarse con mirar ésta corrida desde
la barrera, para ver como esos otros, como duchos toreros, torean a los demás hasta
verlos morir, reclamando incluso la oreja y el rabo por la lidia de aquellos
que mueren sin saber que son toreados.
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