UN DILEMA HUMANO
En la inmensidad de la soledad de un segundo terrenal, cuando
el tiempo, y no dios, nos estrella contra la estúpida verdad de esta loca realidad,
en la que hoy estamos atrapados, la de un mundo de cemento con el que hemos cubierto
las heridas infligidas al planeta, y solo ha sido hasta entonces cuando hemos intentado
aclarar cuál ha sido nuestro rol, el que hemos jugado sin saber en este
desastre.
Y en la inquisición de este dilema humano es
cuando entendimos sin querer que no hemos podido comprender, ni sabemos aceptar,
que en nosotros mismos está el problema, y ha sido tan elevada nuestra acción
en esta destrucción, que, en la negación de ese papel, en el que jugamos como
dioses, es donde está la solución que le corrija el rumbo a este mundo confundido.
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