LLENÁNDOSE DE
MONSTRUOS
En las
calles de cualquier ciudad del mundo, hoy se ven caminar monstruos indiferentes
por ellas, los semejantes que los miran, que esperan sigilosos, cada uno en su
guarida, aguardan sin embargo el momento preciso para, ya sea él o sean ellos, dar
el zarpazo exacto en la yugular del enemigo.
Es tan azarosa la situación que se vive en este
planeta, que los dioses, los que se inventaron para dominar incautos, se les
han escondido a sus pastores de humanos, porque ya no pueden coexistir en esta
tierra arrasada, en donde todos se han convertido en objetivos de todos, para
ser explotados, desmembrados, consumidos y destruidos.
El
olor a muerto es penetrante, asfixia, mientras que el miedo al dolor no permite
la más mínima alegría, aquí el amor es un ave de mal agüero y cualquier
emoción, distintas a la rabia, odio, ira o maldad, se deben erradicar, porque
son gabelas que no se deben dar, cuando la intención es, a duras penas, sobrevivir.
Soñar ya no se puede,
intentarlo es suficiente para perder la vida, así que se debe ser fuerte, como
un monstruo, de los que se está llenando la tierra.
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