EN EL REINO DE LA MENTIRA, EL TUERTO ES REY
En este mundo, donde es la humanidad la que le decide el
rumbo a este planeta, actualmente estamos viviendo una de las mayores
contradicciones existenciales, una de las tantas que nos han caracterizado, si
no la mayor de todas, y en las que desgraciadamente para nuestro destino
general nos mantenemos todo el tiempo, para problemas también de todo el
universo.
Es así
como teniendo el conocimiento y la sabiduría, que se han venido acumulando con
el paso del tiempo, los mantenemos encriptados para que solo sean leídos,
analizados y entendidos por sabios o especialistas, y para empeorar las cosas de
este panorama, por lo general los más visibles o populares están patrocinados y
financiados por las grandes industrias o multinacionales, que a la vez son los
mayores depredadores de los humanos y de los recursos naturales, lanzando así juicios
o conceptos a priori, ligeros o sin fundamento a diestra y siniestra, matizándolos
de científicos, pero que generan con este comportamiento la desinformación
suficiente y necesaria para mantener a la verdad en el trasfondo de medias
verdades o leves mentiras, y a los científicos imparciales, a los conocedores
de la verdad verdadera, en el ostracismo o sindicados de locos.
Hoy a la sabiduría y al conocimiento los tenemos almacenados en
gigantescas bibliotecas o museos de cemento, donde casi nadie entra, porque vivimos
embobados en nuestras casas o sitios de trabajo viendo en una pantalla lo que nos
dicen que debemos creer, sea esto una novela, el reality de moda, una secuencia
industrial, el mejor secreto comercial, una mentira, o cualquier otra cosa que nos
aleje de la cruda realidad; o estos están en las enciclopedias virtuales donde
hay tanta información arrumazada y memorizada, que lo primero que sale a la
palestra es la que está más untada de mierda humana y de mentiras, pero que es
la que le gusta a la gente para sentir que tan diferente es este presente,
donde el futuro no es para nada agradable, mientras que el pasado, con toda la
información de nuestros éxitos, errores, fracasos y de todas nuestras
enseñanzas y lecciones, se desperdician por la avaricia de unos pocos. Es
en parte por esto que hoy en todo el mundo pequeñas minorías, con alguito de
poder, y generalmente blancos, ojiazules y pelimonos, logran dominar a las grandes
mayorías divididas e ignorantes, como los indios, negros, mulatos, amarillos o
mestizos, o a las otras minorías sin poder, las que se esconden por su
condición o pensamiento a ese maligno poder, como los homosexuales y lesbianas
o los artesanos y escritores, que agobiadas por sus miserables o complicadas vidas
solo atinan, como solución a sus males, rezarle a unos dioses silenciosos que
siempre han permitido este acoso y manteniendo un mutismo infame y peligroso.
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