UN
REMEDIO EXTREMO
A modo de una metáfora metafísica, como cuando la cruda
realidad parece conjurar contra la idea de lo que es la felicidad humana, preciso
hoy que soy muy feliz contigo, me acuerdo de aquel triste momento en el ayer,
cuando me arranque el corazón y lo arroje a un profundo hueco, donde por años lo
estuve revolcando y dándole vueltas sin sentido, y todo sucedió porque mi
obtuso corazón se alejó del tuyo haciéndonos perder el ritmo que traíamos.
Por
suerte ahora este recuerdo es solo la nostalgia de ese dolor, que de nuevo sentiría
si otra vez me abandonaras; ahora uso esa sensación, que me acompaña desde
entonces, como el suero protector al acto de conciencia que me hago cada vez
que me imagino el hipotético momento en que me vuelva a ocurrir y otra vez llegara a sentir tu ausencia.
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