domingo, 4 de diciembre de 2016

LA PESADILLA DE UN PRESIDENTE SOÑADO EN UN PAÍS DE LOCOS

LA PESADILLA DE UN PRESIDENTE SOÑADO EN UN PAÍS DE LOCOS

Hace mucho tiempo, en un país que se llamaba Locombia existió un presidente muy querido y muy cuerdo, según él, de apellidos Ebiru Zelev, que quiso serlo para siempre porque creyó que no había otro como él, además que estaba convencido de sus dotes por los cantos y los rezos de sus áulicos, donde estos le decían que era el mesías, el único y el mejor.

Desde que abría los ojos, cada día, hasta que los cerraba cuando amanecía, se le notaba el enojo que sentía por todos los demás, que eran esas millones de personas, simples seres insignificantes que no lo querían seguir; ya que consideraba que en sus creencias estaba el ara sagrada de la humanidad, aquella donde solo él guardaba las claves contra la indecencia humana que embargaban a esa nación y al resto del mundo por contraposición, y por eso estaba convencido que la historia le había reservado un puesto en el olímpo mayor, ese donde los hombres son casi dioses, como él, y por eso lo que ellos piensan se convierte en ley.

Dicen que en las noches en que no lograba conciliar su sueño, solo se dormía cuando los gallos de los vecinos, o sea los de todos los demás, que empezaban a cantar en las madrugadas que era cuando él quería descansar, eran recogidos de inmediato por sus cientos de guardias personales, con los que estos se hacían la sopa de ese día, además qué a aquellos, como compensación por ese esfuerzo, los que tenían que pagarles sus sueldos eran los otros, los que no los querían, aquellos que no los seguían.

Entre tanta confusión reinaba la mentira y el temor, por lo tanto, negaba la guerra en un país devastado por ella, maldecía los vicios y drogas que consumían los demás cuando él se tomaba sus góticas de relax para calmar sus nervios, aparentaba ser un santo mientras que cenaba con los mismos diablos, exigía ética y moral en los negocios públicos al mismo tiempo que los regalaba y entregaba a empresas privadas, a las mafias y a sus hijos.                                                                                                               
Recomendaba no tener sexo a los jóvenes mientras que él se masturbaba con el dolor ajeno, indilgaba aberraciones a cualquiera, como a una mujer con un hombre, a un hombre con mujer o viceversa ya que el género de estos no podía estar en discusión; en fin, que este personaje, que parecía sacado de una leyenda del cine del terror tenía encantado a muchos por error, o eso creían los otros que notaron con horror, que alguien, algún día, en ese país, comenzó a narrar esta historia, que pareció sacada de un cuento y termino convertida en la pesadilla de sus días.


Nota: Cualquier parecido con la ficción es pura realidad.


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