UNA FALSA AZUCENA Y UN
TONTO COLIBRÍ
Con
desconsuelo levantaba el vuelo un colibrí pues ya no encontraba néctar en las
flores plásticas de un jardín.
Desesperado por el hambre, se abalanzó de pronto como loco contra unas
zarzas secas al lado del portón de una casa cercana, donde creyó encontrar una azucena,
que resultó ser un pedazo blanco de papel, que, incrustado en el centro de esa
planta, aparentaba ser esa bella flor.
Atontado
y cansado, voló de un lado al otro de ese montón sin saber que hacer, hasta que,
sin previo aviso, exhausto, al suelo cayó muerto.
Tras
tremendo esfuerzo, había exhalado su último aliento en el momento exacto que inhalaba
el perfume de unas flores, comprendiendo tardíamente, que como un tonto se
había equivocado de jardín.
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