SIGUIENDO AL DESTINO
Un día cualquiera mirando al cielo, mientras perdía el
tiempo, vi pasar algunas nubes que cuales leves algodones flotaban llevadas por
el viento, y sin ningún motivo aparente sus diversas formas me fueron
recordando momentos ya vividos que no quería revivir, y que vagaban por mi
mente como recuerdos perdidos y al negarme a retraerlos, ellos, cual tumulto,
se abalanzaron sobre mi memoria, sintiendo de nuevo en carne viva aquellos
viejos momentos que no quería recordar.
Desde aquel día y con aquellas viejas nostalgias a flor de
piel, transcurre hoy mi vida pues la he ido edificando sobre tantos intentos
muertos que mi piel se siente hoy como la de un cocodrilo, gruesa y llena de
heridas, y como ayer, siente nuevamente lo que he vivido mal.
Es allí, en esos momentos, cuando creo dar un salto en el
vacío, y entonces ruego para que quienes no creen en mi al fin crean, pues al
fin de cuentas esos malos pasos dados antes marcan los buenos pasos por venir,
y esos recuerdos hoy me indican claramente cuál es el destino a seguir.
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