UNA LACRA EN EL
MUNDO
¡Que el ser
humano es una lacra!, ¿Quién lo puede negar?, ni siquiera lo hacen los obispos,
o el mismo Papa si de los cristianos se trata, o de los rabinos en los judíos, o
los mulá en los musulmanes, cuando desde sus púlpitos dorados, rodeados de
joyas y riquezas, predican contra la pobreza y las injusticias humanas, siempre
acompañados de coros con niños angelicales o de vírgenes princesas al servicio
del señor correspondiente, asumiendo en ellos el papel de defensores de los pobres
y los desposeídos, pero cuando al mismo tiempo tiene esperando en los pasillos de
sus templos a los políticos corruptos, a los banqueros avariciosos o a los
hacendados poderosos, que hacen fila detrás del exuberante altar, para aportar
por sus plegarias y rezos, asegurando así, con esos aportes, que sus
conciencias se limpien y sus almas puedan estar al lado del Dios que los eligió.
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