LA HUMANIDAD EN
CINTA
Bordeando el
río de la ignorancia, a donde los humanos llegamos en masa, queriéndolo o sin
querer, se encuentra un extraño monumento, que la ensalza como si ella fuera la
octava maravilla del mundo.
Allí, en ese
lugar imaginario, se encuentra una pantalla gigantesca, de más de cien brazas
de largo, reproduciendo una y otra vez, la viva imagen de una hermosa mujer con
la barriga hinchada por el hijo que le ha de nacer, pero mal sentada,
derrengada en un viejo taburete de madera mientras que, como una bruta, fuma y
bebe alcohol sin control.
Ésta es una violenta
alegoría de lo que la humanidad piensa de sí misma, porque aun sabiendo las
consecuencias de sus malos hábitos, con sus actos insensatos se replica y
multiplica en todo lado, sin que se pueda detener.
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