jueves, 19 de enero de 2017

DOS MIRADAS DISTINTAS DE LA MISMA REALIDAD

DOS MIRADAS DISTINTAS DE LA MISMA REALIDAD


Con desparpajo, en una oscura calle de una ciudad en decadencia, una mujer se acomodó dentro de sus pequeños calzones el fajo de billetes que acababa de recibir por el favor sexual prestado a su último cliente, no le prestaba atención en ese momento a la joven que la miraba desde lejos, con atención y desconcierto, pues ésta acababa de comprender, con ese ejemplo, que su vagina podía ser un buen negocio y tan productivo, como una panadería, por ejemplo.                                                                                                                      
Esta solitaria espectadora no era consciente de la cruda realidad ya que, terminadas las jornadas laborales, aquella mujer, tan solitaria como ella, siempre iba a un público jardín infantil a recoger con desgano a sus dos famélicos párvulos, frutos del sudor de su trabajo, a quienes dejaba allí porque no tenía con quien más dejarlos, y éstos hijos cada día, aburridos de ese lugar, la aguardaban con desespero, ya que el trato en ese “jardín” era tan malo, que preferían irse a apiñar en el minúsculo cuarto donde existían con esfuerzo y necesidades.                                                                          

Siguiendo, mentalmente, el ciclo de su cuerpo, ésta ignorante mujer comprendió esa noche, también muy tarde, que ya debía haber menstruado, por lo que, desconsolada, creyendo que abortar era pecado y mirando el rostro triste de sus hijos, arrinconados al borde de una cama sucia y solitaria, donde igualmente dormían los tres, analizaba las posibles y terribles consecuencias de su nuevo embarazo, que como los otros dos, tampoco era planeado ni deseado.

Mientras tanto, la otra ignorante de esta historia, la espectadora, con la imaginación en ebullición y haciendo cuentas en su mente, imaginaba cobrar mucho dinero por cada acto sexual, del que aspiraba hacer, sin consecuencias, como mínimo seis por cada día, por lo que, con su computadora mental enloquecida hacia cuentas alegres, y se decía a si misma que así iba a ser rica y feliz en pocos días.


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