MOVIÉNDONOS
PERPETUAMENTE ENTRE LA OSCURIDAD Y LA IGNORANCIA
El movimiento perpetuo, como especie o como raza, por
ejemplo, es una concepción que no existe en el ideario humano, por más que estemos
permanentemente involucrados, hasta los tuétanos, en uno, además que la
ignorancia en que vivimos, por la distrofia mental que padecemos cuando
sentimos, es el faro que ilumina nuestro destino.
Entonces, donde nadie cree en la perfección de nada ni de nadie, se crea un principio universal que nace de un conocimiento exacto, el que cada quien tiene de sí mismo por si, lo que ha generado una entropía suficiente para que de tanta energía brote la actual materia oscura, la que tanto nos caracteriza a la hora de actuar.
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