sábado, 27 de enero de 2018

ASESINANDO A UN FANTASMA

ASESINANDO A UN FANTASMA

Melindrosos y confiados, un grupo de seis sicarios se reunió en un portón antes de realizar una labor sin saber que los están mirando.

Desde una oculta posición la victima los ve, sin reconocer que la están buscando y no puede precaver el final que le está esperando.

La tensión y el silencio contagiaba a los asesinos, hasta el extremo que se sentía una pérfida emoción por la pérdida de esa vida que ya habían escogido.

Mientras tanto, la oscuridad y la soledad hizo dormir a ese ignorante, quien no sabía que iban por él, empezando a roncar al mismo instante desde que perdió el sentido, en aquel lugar donde supuestamente se había escondido.

Cuando el reloj marcó las dos de la madrugada, los sicarios se pusieron en movimiento, hacía un lugar que desconocían en ese momento.

Plácidamente dormido, como en el sueño de un lirón cuando están en hibernación, y con rítmicos ronquidos, aquella victima soñaba que se bañaba en un río, al que llegaban varios niños, los que se lanzaban desde una roca hacia la oscuridad de un charco profundo y negro del que nunca salían.

En un hecho paralelo al sueño sucedió algo extraordinario, y es qué el que mandaba en el grupo de asesinos, quienes ya caminaban por la vera de un camino, se detuvo de improviso y les preguntó si alguno sabía dónde podría estar la victima escogida, en el preciso momento en que escucharon los ronquidos.

El más primíparo de los sicarios, al oir los ruidos, se asustó tanto que empezó a correr mientras iba disparando, matando en su paranoica carrera a tres de los compañeros, y a los otros dos los dejó lisiados de por vida.

Pero lo más raro de esta extraña historia, es que con los sonidos de las balas aún resonando en los oídos, cuando despertó del susto, la supuesta víctima se murió de infarto, sin que hasta el momento la hayan encontrado. 
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