LA
FE PÚBLICA ES OTRA FALACIA MÁS
Qué el paso acelerado del tiempo no aligera a nadie a
concretar los hechos que se sueñan, es una verdad de a puño y de Perogrullo,
pues siempre ha sido más fácil imaginar que realizar.
Imbuidos como vivimos, con nuestro actual estilo de vida egocéntrica,
materialista y vanidosa, solo tenemos tiempo para cada uno, lo importante, o
sea lo general, no tiene importancia para nadie, siendo que trasciende e
influencia nuestras orbitas personales, enredando además ésta discusión con
matices políticos y no con realidades.
Por eso no he podido comprender cuando y cómo, en una
especie de un estúpido pacto colectivo, le fue entregada, en Colombia y en el
mundo, la fe pública a los servidores públicos, para que sean ellos los que
asuman las responsabilidades de hacer funcionar este universo de
individualidades, con las desastrosas consecuencias por todos conocidas.
Ya que estamos desconociendo ingenuamente que esos servidores
son individuos que están detrás de sus propios beneficios, haciendo de lo
general un barril sin fondo, que han puesto a su servicio y sacan de él a
granel el erario público.
Es bajo este punto de vista que he venido expresando mis
humildes opiniones sobre temas del medio ambiente, desde hace mucho rato
también, intentando que se demuestren y se visibilicen cuáles son los diferentes
proyectos y programas de recuperación y de reforestación en las cuencas hidrográficas
de los innumerables ríos, quebradas y arroyos que existen en el país, porque solo
han salido a relucir a la palestra pública unos cuantos, pues la verdad sea
dicha, son muy pocos los que están siendo protegidos y recuperados, empezando
por los dos más importantes ríos del país, como lo son el Magdalena y el Cauca.
Lo demuestro fácilmente con solo poner de ejemplo lo que
está pasando con el río Magdalena, donde venimos escuchando desde hace varios
años como le vienen dizque invirtiendo toneladas de millones de dólares para
mejorarle el dragado entre Barranquilla y Mompox, con pésimos resultados, pero donde
no se escucha que se invierta en la siembra de árboles y en la recuperación de
sus cuencas.
Siendo que desde 1961, con la Ley 135, venimos hablando del
tema de la protección y de la importancia del agua dulce y de lo fundamental
que son los ríos y sus tributarios.
Desde 1974 con el decreto Ley 2811, y en 1977 con el
decreto Ley 1449, se definió lo de las rondas de protección a las riberas de
los ríos, quebradas y arroyos de al menos 30 metras a cada lado, además de muchas
otras normas ¿acaso se está cumpliendo?
Aquí, en el Valle del Cauca, hay otro ejemplo del absurdo, se
han secado casi todos los ríos, ya que se han puesto al servicio de la
industria azucarera, se ha denunciado desde hace tiempo, recibiendo como escueta
|respuesta que la actividad cañera es de las que más protege el ambiente.
Así las cosas, la recuperación de los mismos es otra de las
muchas falacias con las que nos estamos enfrentando diariamente en nuestras
realidades, para redondear con nuestra actitud la inoperancia de un sistema que
está diseñado para el éxito de unos cuantos sobre el fracaso de todos los demás.
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