domingo, 14 de enero de 2018

LA FE PÚBLICA ES OTRA FALACIA MÁS

LA FE PÚBLICA ES OTRA FALACIA MÁS

Qué el paso acelerado del tiempo no aligera a nadie a concretar los hechos que se sueñan, es una verdad de a puño y de Perogrullo, pues siempre ha sido más fácil imaginar que realizar.
Imbuidos como vivimos, con nuestro actual estilo de vida egocéntrica, materialista y vanidosa, solo tenemos tiempo para cada uno, lo importante, o sea lo general, no tiene importancia para nadie, siendo que trasciende e influencia nuestras orbitas personales, enredando además ésta discusión con matices políticos y no con realidades.
Por eso no he podido comprender cuando y cómo, en una especie de un estúpido pacto colectivo, le fue entregada, en Colombia y en el mundo, la fe pública a los servidores públicos, para que sean ellos los que asuman las responsabilidades de hacer funcionar este universo de individualidades, con las desastrosas consecuencias por todos conocidas.
Ya que estamos desconociendo ingenuamente que esos servidores son individuos que están detrás de sus propios beneficios, haciendo de lo general un barril sin fondo, que han puesto a su servicio y sacan de él a granel el erario público.
Es bajo este punto de vista que he venido expresando mis humildes opiniones sobre temas del medio ambiente, desde hace mucho rato también, intentando que se demuestren y se visibilicen cuáles son los diferentes proyectos y programas de recuperación y de reforestación en las cuencas hidrográficas de los innumerables ríos, quebradas y arroyos que existen en el país, porque solo han salido a relucir a la palestra pública unos cuantos, pues la verdad sea dicha, son muy pocos los que están siendo protegidos y recuperados, empezando por los dos más importantes ríos del país, como lo son el Magdalena y el Cauca.
Lo demuestro fácilmente con solo poner de ejemplo lo que está pasando con el río Magdalena, donde venimos escuchando desde hace varios años como le vienen dizque invirtiendo toneladas de millones de dólares para mejorarle el dragado entre Barranquilla y Mompox, con pésimos resultados, pero donde no se escucha que se invierta en la siembra de árboles y en la recuperación de sus cuencas.
Siendo que desde 1961, con la Ley 135, venimos hablando del tema de la protección y de la importancia del agua dulce y de lo fundamental que son los ríos y sus tributarios.
Desde 1974 con el decreto Ley 2811, y en 1977 con el decreto Ley 1449, se definió lo de las rondas de protección a las riberas de los ríos, quebradas y arroyos de al menos 30 metras a cada lado, además de muchas otras normas ¿acaso se está cumpliendo?
Aquí, en el Valle del Cauca, hay otro ejemplo del absurdo, se han secado casi todos los ríos, ya que se han puesto al servicio de la industria azucarera, se ha denunciado desde hace tiempo, recibiendo como escueta |respuesta que la actividad cañera es de las que más protege el ambiente.
Así las cosas, la recuperación de los mismos es otra de las muchas falacias con las que nos estamos enfrentando diariamente en nuestras realidades, para redondear con nuestra actitud la inoperancia de un sistema que está diseñado para el éxito de unos cuantos sobre el fracaso de todos los demás.

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