viernes, 26 de enero de 2018

ÉL TAMBIÉN AQUÍ ES CULPABLE

ÉL TAMBIÉN AQUÍ ES CULPABLE

Aunque se admita qué, desde hace mucho tiempo, Colombia está terriblemente dividida política y socialmente, lo que no se puede permitir por un segundo más, ni aquí ni en ninguna otra sociedad del mundo, es la manipulación que nuestras vidas vienen teniendo hacia la confusión y a la confrontación permanente, como en el momento actual, cuando ya casi nadie sabe a ciencia cierta en donde está la verdad, o en donde la mentira, haciéndonos enfrentar, hasta con violencia, todo el bendito día por saber quién tiene más poder para hacer valer su razón.
Paradójicamente esto está ocurriendo en un momento clave de nuestras vidas, cuando la humanidad cuenta con infinidad de medios y de recursos de comunicación y de tecnología, lo que es un gran contra sentido, porque la cantidad se ha convertido en una especie de maldad y de filtro, pues dependiendo de la ideología política o religiosa que se profese, nos hemos transformado en comunidades selectivas, seleccionando solo a aquellos que señalan a los enemigos, a los contrarios y a los distintos.
Ante esta repetición de continuos errores de comportamiento social nos hemos ido acostumbrando, desgraciadamente, en que convertirnos en especies de sociedades anormales, o sea deseosas del mal ajeno y ansiosas por la rivalidad, es algo común y corriente, hasta especial.
Igualmente decir que los altos grados de violencia con los que convivimos hoy, en Colombia y en el mundo entero, por más democracias alcanzadas o menos guerras iniciadas, están logrando justificar en muchos los horrores que se cometen a diario, generando empatía entre aquellos que creen, por ejemplo, que aplicar la máxima autoridad, así sea con la máxima violencia posible, es mejor que educar o enseñar a pensar a aquellos que no lo saben.
Por eso es muy triste observar que bajo estas perspectivas amorales y anti éticas se están formando los actuales ciudadanos del mundo, por más que estudien y se gradúen de las mejores universidades del planeta, viendo, también y a la par, el tremendo impulso que están recibiendo cantidades de malas personas, elegidas como líderes en diferentes países, con la absurda creencia, muy generalizada por lo demás por las modas y las tendencias actuales, que la maldad hacia los demás, o que la vanidad propia, pagan, con lo que se terminan masificando locuras colectivas, como que es mejor odiar que tener que amar.
Tristemente aquí en Colombia siempre hemos dispuesto de muchos de estos personajes negativos, quienes apelando al cansancio de la sociedad por vivir en la violencia y ansiosa por soñar una posible época de paz, se inventan escenarios para que cada cuatro años nos enfrentemos entre todos, y que de ese marasmo que se forma tengamos que descubrir quién de los candidatos está diciendo la verdad verdadera.
Así que, retorcidos como tenemos los conceptos, solo aspiro que estos señalamientos a personajes públicos que manipulan todo el tiempo a la verdad, tipos como Uribe aquí, Maduro allá o como Trump acullá, no tomen el camino contrario a lo que pretendo, o sea que terminen azuzando más, en este ambiente de maldad, a aquellos que nos quieren tener divididos de verdad.
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