LA
JUSTIFICACIÓN DE UN MAL
Con cíclicas y megatónicas explosiones emocionales, desde
que la humanidad existe, ha logrado transformar al universo en el submundo
actual, donde cada cual no puede dejar de actuar de manera diferente a la forma
demente de este presente loco.
Así pues, aunque al mismo tiempo existan millones de simples seres tratando de imitar a Diógenes, dizque buscando por la Tierra con sus lámparas la ética perdida, las degradantes guerras impuestas por las leyes del mercado no los dejaran actuar, ni las podrán parar, porque para los que mandan éstas hacen parte de sus temas y sus cenas.
Desde entonces y para justificar el mal, que se expande por las venas y en la sangre de la Tierra, éstos se inventaron a un ser ubicuo, bondadoso y misericordioso, al que han llamado Baal, Yahvé, Adonaí, Brahma, Alá, Jehová o Dios, y con él, se viven imaginando el perdón que requieren para sus terribles actos de maldad, y a los demás, se supone que, éste les debe dar la suficiente resignación para aceptar lo que aún les falta por aguantar.
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