SIENDO SEMILLAS SOMOS FRUTOS DE
MENTIRAS
Para alcanzar a ser el
ser que ahora decimos que somos,
pasamos de las células eucariotas
hasta los trilobites,
transitando, desde entonces,
por cambios permanentes,
transformándonos hasta llegar
a ser lo que no hemos sido,
por el simple hecho de
creer que somos fruto de una revolución intelectual,
que explotó dentro de la
propia evolución,
para luego asegurar que
somos hijos de dios,
al que se le aferran
mentiras y mentirosos, convenciendo a todos los miedosos,
incapaces de analizar
la incuestionable realidad,
que somos semillas que
cayeron naturalmente del tronco del árbol de la vida.
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