¿HASTA CUÁNDO SERÁ COLOMBIA EL PEQUEÑO
INFIERNO QUE ES?
¿Cuántas generaciones más se
deberá tomar Colombia, por medio de sorbos masticables, mientras le rezuman de
la boca la sangre de todos los seres humanos que requiere consumir durante el
tiempo que sus habitantes se demoraran para darse cuenta del pequeño infierno terrenal
en el que están viviendo?
Es la pregunta que se ha vuelto
permanente y que hasta ahora no ha tenido respuesta, ni tampoco se vislumbra próxima,
dentro de un país donde las sociedades que lo conforman, desde su creación como
nación, simplemente se han doblegado y sometido ante los poderes fácticos, que
desde esa fundación llevan supuestamente conduciendo la función del Estado social,
ilusionado por todos sus habitantes, pero que cual monstruo, se les ha
transformado en el averno donde una especie de leviatán, el cual han permitido
existir y crecer, no se cansa de consumirlos hasta los huesos. Porque es más
que evidente que sin una reacción masiva y en conjunto, de todos los seres que
conforman esas sociedades, nada les quitara de encima de sus vidas a la sumatoria
de sanguijuelas, entiéndase clases dirigentes religiosas, políticas y económicas,
, localizadas por regiones, a las cuales han venido consintiendo y tolerado
desde entonces, quienes son los directos responsables de ayudarles a acrecentar
la sensación de estar en un lugar intolerante e invivible por la acrecentantes injusticias
e inequidades.
Por eso hay que insistir y
machacar con este tipo de preguntas, con las cuales se intenten y traten de generar las suficientes dudas existenciales
entre las personas que nos lleguen a leer, ya que ha sido, es y será
inconcebible la paciencia y resistencia infinita que caracteriza a la mayoría
de colombianos, que los antisociales que promueven esos actos inmorales tildan
y quieren pintar como una especie de sociedad llena de resiliencia, buscando
maquillar de algo positivo la aberrante y permanente aceptación de todos hacia un
comportamiento antiético por parte de las clases dirigentes, a las que se les ha
permitido y permite gobernar, indiferentes a las consecuencias que provocan las
actitudes sumisas de las gentes, por más que hayamos sido testigos últimamente, de unas reacciones sociales en varias
partes de nuestras regiones, pero insuficientes, además de inconstantes y esporádicas,
dando la triste impresión de un cansancio estructural, permitiendo de nuevo que
los corruptos, a través de actos violentos, se sigan apropiando de sus
desencantos, desdibujando las verdaderas causas de los males que aquejan a todo
el país, pues es más que claro que no han habido cambios, ni tampoco los habrá,
en la medida que de nuevo se ha asentado el conformismo sobre la base de la pirámide
social, aquella masa de seres humanos humildes pero moldeables, a la manera
sumisa que pretenden imponer los mismos de siempre.
Estando próximos a un nuevo
proceso electoral, se hace importante volver a realizar este tipo de
cuestionamientos sociales, entre unas sociedades sumisas, indiferentes y
sometidas ante una realidad que puede, debe y tiene que ser transformada y
modificada para permitir otro tipo y nivel de existencia general, sin tener que
hacer referencia a modelos de sistemas políticos, simplemente para exigir
estilos de vida justos y ecuánimes en un país que cuenta con todos los recursos
necesarios para lograrlo.
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