REBAÑOS DE MULAS CERRERAS
Tal cual una mula terca y
vieja, la humanidad transita por la vida,
cargada de trebejos innecesarios
sobre el lomo de su orgullo,
intentando nunca alcanzar el lugar
programado por su propio destino,
al que tiene que llegar, pero
no quiere.
Una y otra vez aparecen, en
el horizonte humano,
los destellos que irradia aquel
punto proyectado por todos,
un paisaje idealizado por los
sueños de generaciones frustradas y enterradas,
que, como esa mula cerrera, fueron
desechados reiteradamente,
para poder decir después que hasta allá se quiso llegar,
pero lo impidieron los vivos
que siguieron actuando como rebaños de mulas.
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