BANALIZANDO EL ORIGEN DE NUESTROS
MALES
Como especie viva y
coleando, en plenas facultades motoras y sensoras,
con capacidad de utilizar
el intelecto mejor que cualquier otra,
creemos estar acreditados
para arañar la piel del planeta con toda la autoridad moral
que nos brinda el saber
exactamente lo que hacemos con y sobre ella,
sin llegar siquiera a considerar
que en realidad nunca hemos sabido lo que hacemos
ni de las consecuencias
que proceden después de nuestros actos,
así la mayoría de ellos
sean generados inconsciente e inocentemente,
a raíz de nuestras
propias necesidades, actuando a partir de todo tipo de intereses,
que, aunque personales,
terminamos disfrazando de beneficios generales,
para luego tener el
poder total, ético y mental, de justificar nuestras acciones demenciales,
que desde cuando se
instauraron jamás se han detenido,
manteniendo el impulso
destructor que desde entonces se han naturalizado.
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