UN
ACTO
Por la imagen se supo todo, no había necesidad de palabras
que afirmaran lo que ya se sabía, el tiempo se detuvo por un segundo, lapso
suficiente para que en él se perdiera una vida.
Manuel salto como un resorte, lo que sucedió ya estaba
hecho, de su cuello brotaba a chorros la sangre mientras que Lucrecia, en
llanto y gimoteo, desprendía de ella las manos de él, que le asían con fuerza y
con violencia.
El cuerpo de Manuel quedo desmadejado, su tenaz decisión
ignoraba el sentido de la vida, ya que la proporción del suceso se perdía en el
espacio que lo rodeaba, donde al final quedaba marcado su terrible acto.
Lucrecia fue condenada a cruel tormento aun sabiéndose que
de verdad ella no había sido la autora material, insistió ella en su inocencia,
pero sus palabras se ignoraron, y se olvidaron en la fría celda donde
finalmente murió.
Al conocerse la noticia, sin que nadie imaginara por qué,
varios rostros se alegraron y varias vidas descansaron, pues desde el propio acto
de Manuel hasta la muerte de Lucrecia, esos destinos ya estaban escritos y
marcados; desde las sombras alguien, como siempre ocurre sin que lo quisiéramos
saber, terciaba por influir en los hilos de las vidas de los demás, y al final
todo solo fue cuestión de tiempo, ya que el acto había sido consumado.
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